En la actualidad, el cultivo de hongos comestibles tiene gran auge, debido al creciente dominio tecnológico del cultivo y a la necesidad de presentar alternativas de ingreso económico a las regiones rurales.
El cultivo del hongo seta inicio en Europa y se extendió a todo el mundo (Asia y América), donde ha adquirido popularidad. En México el cultivo comercial inicio en 1974 y la comercialización de este hongo fue con el nombre de “seta”. Actualmente las setas ocupan el tercer lugar mundial en producción con 797,000 toneladas anuales, en México en 1996 se cosecharon 1825 toneladas, contribuyendo con apenas el 0.2% del total mundial. Por su fácil adaptación a todo tipo de clima, su fácil manejo y el bajo costo de inversión es una excelente alternativa, es cultivado sobre subproductos agrícolas que le proporcionan las sustancias nutritivas para su desarrollo.
La presente guía pretende fomentar el cultivo del “hongo seta” en algunas regiones del Estado de México, debido a que:
Permite disponer de un alimento de gran calidad en cualquier época del año y mejora la dieta familiar.
Su consumo es confiable, sin riesgo de intoxicación o envenenamiento.
Genera mano de obra y el trabajo se hace aprovechando las horas libres después de otra ocupación.
Permite aprovechar instalaciones que fueron útiles, pero que hoy están abandonadas (bodegas, establos, etc.).
Produce alimentos intensivamente en áreas pequeñas.
En zonas agrícolas donde el maíz o el trigo adquieren el carácter de monocultivo, la seta ocupa y genera nuevos empleos.
Ayuda al productor a mejorar sus ingresos mediante su producción y Comercialización.
Pero, ¿Qué necesitamos para producir hongos?, Esta pregunta la contestaremos a continuación:
FACTORES NECESARIOS PARA EL CRECIMIENTO DE LOS HONGOS
En cuanto al crecimiento de hongos, el sustrato ya sean bagazos, pulpas o rastrojos, requiere la existencia de nutrientes adecuados que puedan ser aprovechados por las hifas del micelio; además la temperatura y la humedad del sustrato han de ser las convenientes para la especie de que se trate, cuando ya se forman los hongos, su crecimiento requerirá también una temperatura y humedad adecuada, así como aire que aporte el oxigeno necesario y en algunos casos cierta cantidad de luz.
A continuación se muestran los factores necesarios para el buen crecimiento de los hongos.
CARACTERÍSTICAS DE LOS LOCALES
Se pueden cultivar hongos en cualquier tipo de local, pero si queremos tener éxito en la producción comercial de la seta, es necesario reunir condiciones estrictas de temperatura, humedad y ventilación, que cubran las necesidades de la especie de hongo.
Por ello vamos a hablar de esos tres factores, recordando una serie de consideraciones que conviene tener en cuenta antes de proyectar, construir o acondicionar un local.
TEMPERATURA
Para mantener las temperaturas necesarias para el crecimiento de los cuerpos fructíferos, hace falta contar con un dispositivo refrigerador o calefactor, con la refrigeración se asegura la formación de cuerpos reproductores cuando las temperaturas exteriores son altas. Mediante la regulación de la temperatura también se puede evitar la incidencia de considerable trabajo de recolección en el fin de semana o que se resienta la calidad de las setas.
La temperatura debe mantenerse a un grado optimo (25 oc) a lo largo de todo el año sin necesidad de grandes dispendios para la calefacción y refrigeración.
Cuando la temperatura del local es inferior de 15 oc, el cultivo es muy lento, las setas, aunque siguen apareciendo lo hacen en pequeña cantidad y crecen despacio. En cambio, si la temperatura de las casas se eleva a 27-30 oc., la producción es muy abundante, pero el cultivo se agota muy pronto e incluso muchas veces se produce el ataque de enfermedades desastrosas para el cultivo, además, muchas de las setas que se cosechan serán deformes.
VENTILACIÓN
La ventilación de los sitios donde se cultivan setas debe regularse a voluntad, porque habrá veces en que interesa reducirla al mínimo y en cambio otras veces será necesario aumentarla mucho.
El intercambio del aire es normalmente necesario durante todo el tiempo de cultivo, ya que las temperaturas de la parte superior e inferior de las naves deben mantenerse aproximadamente iguales para poder obtener un cultivo de desarrollo uniforme.
En la fase de incubación la ventilación es mínima, lo que se necesita es el movimiento continuo del aire para desarrollar una incubación uniforme, mientras que al iniciarse la formación de los carpóforos se precisan grandes cantidades de aire puro.
Mediante una ventilación suficiente se reduce en las naves el porcentaje de co2 generado por el sustrato, micelios y cuerpos reproductores a un nivel que no provoque detenciones en el desarrollo de las setas. Se sabe que concentraciones superiores al 20% producen retrasos en el crecimiento de los micelios; la concentración del 30% origina una detención total del desarrollo del micelio. Bastante mas acentuada es la influencia de la concentración de co2 sobre la formación del cuerpo reproductor. Se observa un acusado alargamiento del pie y una reducción del sombrero cuando el contenido de co2 excede del 2%, solo se forman cuerpos reproductores normales con una concentración de co2 en el aire inferior a 1%.
Concentraciones de 1 a 2%. Pueden provocar trastornos en la formación de cuerpos reproductores y una reducción en el numero de estos. Mayor ventilación requiere mayor cantidad de riegos, aunque siempre deben evitarse las condiciones extremas. Una cosecha abundante produce mas gases perjudiciales que uno ligero, estos gases deben disiparse por ventilación.
Los medios adecuados para ventilar un cuarto de cultivo son necesarios por varias razones:
Las setas en crecimiento necesitan de mucho oxigeno, es necesario intercambiar bióxido de carbono por oxigeno, ya que si se deja acumular hasta que constituye el 5% del aire del cuarto, es casi seguro que suspenda el crecimiento de las setas.
Si hay setas en los cuartos cuando se efectúa un riego, es aconsejable secarlas tan pronto como sea posible, de lo contrario las setas pueden mancharse, además de que se favorecen las enfermedades.
El riego del suelo y paredes seguido de “aereacion” favorece por evaporación el enfriamiento de la superficie del suelo, lo cual se cree que estimula la fructificación del micelio.
De lo expuesto se deduce que una buena ventilación es factor decisivo para el buen éxito de la explotación, la ventilación de las naves de cultivo se lleva a cabo mediante la ventilación estática o natural y la ventilación mecánica o forzada.
La ventilación natural se realiza debido a las corrientes de aire que se forman espontáneamente por diferencia de temperatura o presión. Ejemplo de la diferencia de temperatura es el movimiento del aire caliente hacia arriba por ser menos pesado que el aire frió; es lo que sucede cuando el aire templado por su contacto con el cultivo o con la pared mas soleada (si no esta bien aislada) sube y sale por la chimenea, mientras que el aire frió entrara por las ventanas u orificios laterales existentes.
Ejemplo de presión. Es la corriente que se forma entre ventanas abiertas enfrentadas cuando sopla el viento sobre una de ellas.
En cuanto a las entradas de aire conviene que estén situadas en la parte baja para que arrastren el c02.
La ventilación natural deja de existir cuando la temperatura exterior e interior son iguales.
En locales que están sujetos a un cultivo intenso no suele ser suficiente este tipo de ventilación salvo en la fase de incubación, pues requiere mayor circulación de aire y mayor control, pero conviene que los locales tengan los orificios necesarios para asegurar ciertos recambios de aire en caso de que falle la ventilación forzada.
La ventilación forzada se hace con ventiladores eléctricos, bien sean inyectores o extractores, que permitan remover todo el aire del local tres o cuatro veces al día por lo menos. La intensidad de acción de los ventiladores (rendimiento) debe ser regulable, puesto que el cultivo necesita cantidades distintas de aire de acuerdo con la temperatura y humedad reinantes en el local.
HUMEDAD
La humedad relativa del aire durante la fase de incubación debe ser del 60%, durante la fase de inducción de primordios debe ser de 90%, un exceso de humedad durante la etapa de recolección disminuye la calidad de las setas y favorece la aparición de enfermedades. De aquí que en esta última fase se considere suficiente una humedad del 65% al 80%. Cuando las cosechas son muy abundantes, requieren mas ventilación y ello obliga a contar con una tasa superior de humedad. Durante la recolección, una humedad demasiado baja incrementa la evaporación a partir de los hongos cuya calidad se reduce considerablemente; el humedecimiento de suelos y paredes contribuyen a elevar la humedad ambiental.
José Alberto martínez Gracia